miércoles, 24 de octubre de 2012

¿REFLEXIONAMOS?


¡LOS NIÑOS MANDAN, LOS PADRES SE CAGAN!


Los niños son auténticos tiranos por la carencia de limites y la autoridad poca sólida de los padres
       Aunque parezca increíble e irreal los niños llevan las riendas en casa, son los que mandan. Estos hombrecitos saben que con una simple reacción histérica consiguen que sus padres cumplan aquello que ordenan, con una lloriquera les conceden todos sus caprichos y con un chantaje emocional se rinden a sus pies. “¿Quién diría usted que manda si un niño se tira por el suelo cuando su madre le niega una bolsa de patatitas por la calle y luego termina comprándosela? ¿Quién manda en una casa si el niño se niega a comer potajes y verduras y la madre le hace dos huevos fritos con patatas? ¿Quién manda si el niño llora y se tira por el suelo porque no quiere ir al dentista y la madre anula la cita concertada?” (Silvira, 2009) Todos los críos tienen la capacidad de convertirse en excelentes manipuladores y la culpa no es suya, ¿sabéis de quien?  ¡De los padres!
      Los progenitores deben asumir su rol y no ser tiranizados por sus propios hijos. Se han convertido en individuos amilanados que no saben erradicar su tolerancia. ¿Pero no os dais cuenta de vuestro grave error? ¿Qué pasa papis, que traer niños al mundo es un juego? ¿Por qué no los educáis? “La peor educación es dejar flotar las cosas entre tu voluntad y la suya, disputar sin cesar entre los dos quién será el que manda” (Rousseau en Moreno Castillo, 2006; 56) Sois manejados por vuestros propios hijos y sentís miedo a sus rebotes rebeldes, violentos y enloquecidos… ¡va hombre va! ¿En qué estáis pensando? ¿Qué sociedad pretendéis crear? Huís de los problemas y esa no es la solución. Debéis tener conciencia que “para formar personas y para instruirlas es necesario crear un contexto, crear reglas de juego, proponer y respetar normas” (Sinay) ¡Señores que la educación no tiene escapatoria, es imprescindible y es vuestra tarea! Sois vosotros los que tenéis que imponer opresión firmemente, pues como dice Hannah Arendt en Padres que no educan, hijos que no maduran “no se puede educar sin autoridad”. Por esta razón, debéis marcar normas y objetivos claros que les permitan diferenciar qué está bien y qué está mal, ya que “educar es, sobre todo, poner límites […] y los límites no se negocian ni se dialogan” (Moreno Castillo, 2006; 118-119).  

      Al mismo tiempo, si los tutores no cumplen con sus obligaciones, los hijos se convierten en niños consentidos, mimados, caprichosos e indisciplinados, ya que cuentan con la máxima libertad para hacer todo a su antojo. ¡Los niños son muy listos y saben llevar sus intereses al terreno que les conviene! La impulsividad, los arrebatos, las conductas destructivas, la agresividad verbal, las mentiras, las fugas de casa... ¡Magníficas herramientas para tener a los padres en la palma de su mano! ¿no creéis? Lo más gracioso es, como comenta Carrillo Ruiz, que estas actitudes “en los niños […] cada día se están viendo más”. Aún así, los chiquillos no admiten una negativa por respuesta, pues creen merecerlo todo y para colmo, los queridos “papás y mamás no saben cómo tratar el asunto y los berrinches son el pan de cada día en los niños de dos años en adelante”(Montalvo, 2009) “No se dan cuenta de que lo que hacen es privar a sus hijos de la feliz experiencia de conseguir algo mediante el propio esfuerzo y fortalecer así la autoestima” (Schuster-Brink) Parece que para muchos es más cómodo satisfacer al niño que coger el toro por los cuernos y olvidan que “cuando se consiente algo a un hijo para que se calle de una vez, se demuestra un claro desinterés por él” (Ibid; 120) Con el tiempo y el desarrollo, los críos comenzarán a mostrarse cada vez más astutos para conseguir aquello que quieran, y a sus padres la cuestión tenderá a írseles de las manos. 
      
     
    En definitiva, “la severidad no tiene nada que ver con el mal genio, y se puede ser muy firme con un hijo sin levantar la voz ni faltarle al respeto.” (Ibid; 95) Si no pensamos así, todo esto tendrá una fuerte repercusión en el futuro de los hijos porque en cierto modo, lo que sean o no, dependerá del lugar que le hagan sus padres a estos manejos. En resumen, ¿cuando seas padre, que harás para evitar ser tiranizado por tu hijo?

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